No le queda otra a ese vestuario y al entrenador que mezclar la motivación y su fútbol, que tiene de sobra, con el orgullo, la pasión y la fuerza del Bernabéu. Y es que la elástica con la que David Trezeguet disputó la final del Mundial 1998 ha sido destruida por los funcionarios de la aduana francesa por creer que se trataba de una falsificación.